jueves, 25 de marzo de 2010

¿ JUVENTUD ENEMIGA DEL CASTELLANO ?

En la actualidad uno de los puntos más importantes por reforzar y reafirmar, es el correcto uso del castellano; ya que desde nuestra primera infancia, somos testigos presenciales del empleo cotidiano del lenguaje coloquial en nuestro más íntimo círculo familiar.

En ésta etapa aprendemos por imitación; de tal modo que sabremos como comunicarnos empleando los mismos términos que usan nuestros adultos modelos: todo lo bueno, pero también todos sus vicios del castellano. En esta época no podemos hacer mucho, ya que nuestro mundo es tan sólo nuestro hogar.
Pero según pasa el tiempo, nuestro mundo va creciendo y se abren puertas a nuevos partícipes en nuestra vida: profesores, amigos, conocidos; que ejercen a su modo la gran influencia de lo que será en el futuro, el desenvolvimiento de nuestro lenguaje.

Los profesores que en la mayoría de los casos nos inculcan las reglas de un prolijo castellano coadyuvados con lecturas reglamentarias preestablecidas por programas escolares, al parecer no consiguen los ansiados resultados educativos en la mayor parte de sus alumnos. La lectura, sin duda una de las más eficaces herramientas para cultivar un buen castellano, se considera una actividad tediosa, ya que es prodigada con una estrategia monótona, impositiva y sosa que hace que el alumno vea en la lectura, una pesada obligación y no un placer que indirectamente pulirá su lenguaje. La motivación para leer sin ser obligado, tiende a ser escasa.
Amigos y conocidos empiezan a ser elementos predominantes para esta persona en formación; empiezan a surgir las primeras claves en la comunicación del incipiente grupo. Estas claves funcionarán como el elemento unificador, el común denominador para todos sus integrantes. Es aquí donde surgen con más fuerza todo los vicios del castellano; que, aunados a una educación poco empática con el alumno, y la despreocupación de la familia por promover el buen uso del idioma, es que estas jergas se incrementan e imperan, sin algún neutralizador que sirva como agente menguante.

Otro elemento importante en este problema es la descalificación por parte de los mismos jóvenes, si es que algunos de ellos si se preocupan por utilizar un correcto castellano, por parte de los mal llamados “vivos”. Hablar bien es de “tontos”, “ratones de biblioteca”, “altaneros”, “creídos” con ínfulas de grandeza porque quieren hablar en “difícil”.
Tanta es la presión –sobre todo en la época de la adolescencia- que en muchos casos el joven vapuleado se deja soslayar y se hace permeable a las exigencias de lo que desea el grupo. Un afán de pertenencia mal entendido hace que la presión y el miedo a no ser aceptado, dominen.

Muchos jóvenes consideran equivocadamente como el “summun” a la sobre exposición sin control, a la conducta estruendosa (con el cercano roce a la trasgresión a los modales más básicos); que incluye una posición por demás ofensiva y contestataria; tal vez por la típica rebeldía de la edad, pero también con un afán de notoriedad.

Se confunde el descontrol con fuerza de carácter, la promiscuidad con la diversión, la falta de una posición individual para saber decidir con lealtad hacia el grupo de amigos (lo que lamentablemente crea la proliferación de “rebaños”.
El olvido de los modales fundamentales y el respeto por los demás se origina porque se confunden con costumbres retrógradas que obviamente incluyen la distorsión de nuestro idioma castellano, porque se cree que hablar con jergas es “moderno”.

Hasta este punto notamos que no se cultivan por ningún lado las facultades con las que seguramente nacemos. Cosas tan cotidianas como las antes mencionadas, que tal vez nosotros mismos vivimos en algún momento de nuestra vida, pueden ser los detonantes necesarios para desencadenar literalmente “jóvenes enemigos del lenguaje”; ya que según va pasando el tiempo, diferentes elementos exógenos forman parte del repertorio distorsionador del idioma:

Televisión “Basura”: personajes bizarros, dueños de un castellano insufrible, híbrido, tienen cabida en un medio de comunicación tan importante con afanes de más raiting, sin tener en cuenta que el público puede asimilar esto como un modelo a seguir.

Prensa “Chicha”: Típica muestra de un lenguaje mutado, distorsionado, que para nuestro pesar tiene difusión a nivel nacional y que por su bajo precio tiene mayor opción para llegar a más público.

Productos comerciales: Tales como música de moda con mensajes creados para vender; un claro ejemplo: el reguetón cuya naturaleza (salvo honrosas excepciones), es distorsionar palabras para que encajen con los compases. Sirve también como medio alienante porque impulsan nuevos términos que gustosos los jóvenes siguen.

Todo lo antes mencionado puede considerarse como factores directos e indirectos que intervienen en la formación de una persona de idioma trastocado.
Pero vayamos más allá, cuando esta enemistad con el castellano predomina en esferas peligrosas. Por ejemplo, podemos mencionar la inevitable asociación entre personas involucradas en actos delictivos con su paupérrimo lenguaje. Parece hasta lógico que en la mayoría de los casos, estas personas –jóvenes por lo general- sean poseedoras de un castellano casi irreconocible.

Cuando se da cabida a estas conductas y la sociedad en general las refuerza con una expectación impasible e indiferente, es que todo se distorsiona y salen a flote execrables delitos como el tan mentado tema de las barras bravas que no son más que la demostración del descontrol asociado a la violencia, a la utilización del tema del fútbol como fachada para sujetos sociópatas.

¿Qué relación tiene este punto con el tema desarrollado?: La gran mayoría por no decir todos usan jergas, barbarismos, argot entendibles sólo para ellos pues funcionan como claves para entenderse entre sí.

No podemos olvidar que este es un ejemplo extremo, y que éstos son casos excepcionales, ya que también las jergas se usan en ambientes de familia, de amigos, en centros de trabajo, algunas conferencias, mercados, al chatear, etc. y sin que por esta razón las personas trasformen estas palabras en una costumbre para su modo de vivir. La persona se comporta y habla según el medio y la comodidad que sienta para comunicarse. Lo prioritario es el sano punto medio, sin ir a los extremos.

El idioma es también parte de lo que exudamos como personas, parte de nuestro carácter y es partícipe de lo que determinará nuestra vida. (1)
(1) Breve aclaración por ser esta entrega tan seriota y formal; también debo reconocer (y temer) que poco marketera , queriendo analizar el tema concienzudamente. Pero claro, tengo explicación para este detalle : Quiero que mi blog sea un mosaico de diversos temas (vivencias, inventos, trabajos serios -- otros no tanto--, anécdotas y/o simples cosas cotidianas) .
Debo resaltar que NO todo lo que escribo en primera persona es autobiográfico, y como dice el cliché "cualquier coincidencia con la realidad, es pura coincidencia" .

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA VANE Felicidades por este sitio, es muy interesante. abordando este tema, creo que es evidente que entre mas "borregos" imitadores, seamos, más destruiremos nuestra identidad.

estamos en un mundo lleno de "modismos" que desgraciadamente no benefician en el aspecto cultural y sólo producen más ignorancia y menos avance. Sobre todo en que, cuando nos incúlcan algo, nos limitamos a ejecutar lo aprendido y no cuestionarnos el por qué de nuestos actos o nuestro vocabulario. No por que un maestro te diga que es correcto, necesariamente lo sea. hay quie ir más allá de lo que nos dicen, si nó, serémos esclavos de un mundo que cada día se preocupa menos por su identidad, y el idioma es parte importante a nivel cultural. HAY QUE RESCATARLO"
LEONARDO